Los eSports: del fanatismo a la obsesión

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  • La delgada línea entre lo que es moralmente aceptado y lo que cae en la persecución de la idealización se puede cruzar cuando el tiempo se detiene

El fenómeno de los videojuegos ha transformado el entretenimiento, cautivando a millones. Las historias de éxito y la dedicación de los jugadores inspiran, pero también construyen una narrativa que, en exceso, puede alimentar ideales irreales y distorsionar la realidad.

Admirar no siempre se detiene en los límites de lo saludable. A veces, el fanatismo avanza hacia una obsesión que ignora los contextos humanos. Jugadores y equipos enfrentan un escrutinio excesivo que desdibuja la línea entre pasión y una devoción casi irracional.


La idealización aumenta el problema. Al sobrestimar a las figuras en este ámbito competitivo, se genera presión y deshumanización. Combinado con expectativas irreales, puede desencadenar ataques y críticas, afectando tanto a los jugadores como a su entorno.

Es necesario preguntar hasta qué punto estas dinámicas son éticamente correctas. Admirar habilidades no puede justificar el acoso o la presión. La intensidad no solo afecta a los jugadores, sino que también erosiona la esencia comunitaria de este fenómeno.

El nicho debe seguir siendo un espacio de conexión genuina y disfrute. Mantener el equilibrio entre pasión y respeto es clave para evitar caer en extremos. Solo así, esta industria podrá seguir siendo un lugar de crecimiento, creatividad y juego limpio



Por: Rafael Pérez Galicia

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